
Casa Gavines
Una vivienda con duchas bajo las estrellas
Esta vivienda de líneas rectas se caracteriza por el juego entre interior y exterior. Se vive la experiencia de disfrutar de una ducha mirando las estrellas y, gracias a los grandes ventanales y el muro cortina, el jardín forma parte de las estancias interiores.
La vivienda, ubicada en Mallorca, tiene 681 m2 construidos y 1.485 m2 de solar, y la componen 6 habitaciones, 3 terrazas, 4 dormitorios de invitados y un dormitorio principal. Las zonas comunes se abren a la zona de la piscina, que es el punto central al que la vivienda mira y envuelve. La combinación de materiales permite un juego de texturas al combinar piedra, aluminio y cemento.
Las líneas rectas y blancas de la arquitectura, contrastan con los marrones, y las formas orgánicas, de los muros de piedra.
Como elementos constructivos destaca la pérgola volada. Su construcción acarreó cierta dificultad técnica, pero el resultado de este elemento, que se presenta al jardín, dota al conjunto de una personalidad única.
Ligereza entre plantas
La escalera se construyó, no solamente como un elemento que permite el flujo de movimiento entre plantas, sino también como un elemento aéreo y volátil que facilita libertad visual de espacios. Por ese motivo se planteó una separación central de cristal y unos peldaños flotantes de madera. Esto hace que el conjunto sea más ligero y no se convierta en un bloque pesado que pida protagonismo.
Duchas exteriores
Todas las habitaciones constan de duchas exteriores donde poder disfrutar de la experiencia de ducharse bajo las estrellas. Este juego de interior y exterior es una de las características principales de esta vivienda. Gracias a los flujos que se crean en los dormitorios, se disfruta del entorno mallorquín en todas las estancias. Tranquilidad, naturaleza y calma impregnan cada rincón de la vivienda con la esencia del lugar.
Los muros
En la vivienda destacan dos tipos de muros. Por una parte, en la entrada, se presenta un muro volado sobre el estanque de agua. Éste funciona como embajador que da la bienvenida al invitado. Su construcción de piedra de marés simula volar en un espacio natural. Por otra parte, en la zona privada de las habitaciones, destaca un gran muro cortina con una cristalera abierta a la zona de jardín. Esto permite que los interiores absorban el entorno y la naturaleza de alrededor y se generen unas estancias luminosas y naturales.
Convivir con el lugar es la esencia de una experiencia plena.